viernes, 4 de septiembre de 2009

De cuando me fui de Erasmus

Tras meses de decisiones y papeleos, hace un par de días por fin hice las maletas. Fue muy difícil tratar de encajarlo todo en algo tan pequeño, realmente difícil meter todo lo que necesitaría el próximo año en escasas dimensiones. Pero esto es como jugar al tetris, con un poco de ingenio y las piezas adecuadas se consigue.

Lo primero es lo primero, ropa para cualquier inclemencia del tiempo. Ya sea para una tromba de agua, un huracán, la nevada del siglo o un sol abrasador. Que no se me olvide un calzado cómodo para recorrer toda la ciudad. Y, por supuesto, la guía turística y de idioma básico.

Cada vez queda menos espacio, pero empujando un poco todavía entra toda la ilusión que me llevo para el viaje y las ganas de aprender. En este bolsillito me entran los recuerdos que necesitaré para todo este tiempo. Y en este otro me entran las sonrisas y la morriña.

Lo bueno de esta maleta es que dejaré todas esas cosas a la vuelta; lo bueno es que sólo pienso traerla cargada de nuevas experiencias, historias que contar, anécdotas y de un montón de "os he echado de menos".

Lo bueno de que os halláis ido tantos, es que yo también me voy con cada uno de vosotros. Lo malo... ya lo sabéis...